“No soy una persona desagradecida”, comenzaba diciendo la ex tenista Arantxa Sánchez Vicario en la presentación de su polémica biografía ‘Vamos’. Arantxa miente. Arantxa sí es una persona desagradecida. No sé si lo ha sido con su familia, es algo que no me corresponde a mí valorar, pero hoy sí lo ha sido con los medios de comunicación.

Esos medios de comunicación que a lo largo de toda su carrera la jalearon y la ayudaron a ser una de las deportistas más queridas de la historia hoy no le han podido preguntar nada porque la tenista había decidido que la presentación para los más de 100 periodistas acreditados era sin preguntas.

Por suerte, algo está empezando a cambiar en el periodismo y la menor de los Sánchez Vicario fue abucheada por los propios profesionales cuando se supo que leería un comunicado y no aceptaría preguntas. El año pasado, la Federación de Asociaciones de la Prensa y el Col·legi de Periodistes de Catalunya, entre otros, suscribieron un  manifiesto contra esta forma de proceder, más habitual en políticos que en deportistas.  También se creó un hastag que tuvo bastante repercusión en Twitter y que hoy ha resurgido merced a Arantxa: #sinpreguntasnocobertura. Parece que la profesión está dispuesta a reivindicar que no somos meros copistas de lo que alguien dice.

Arantxa demuestra con este veto a los profesionales no sólo que es desagradecida con la mano que la ayudó a comer sino que guarda poco respeto por los medios de comunicación. Porque si el tema de trasfondo es espinoso, delicado y  amargo es su responsabilidad, no la de unos medios de comunicación que acuden a la cita pensando que sus lectores quieren saber más acerca de un enfrentamiento familiar que ella misma, a través de un libro que le rellenará los bolsillos, ha sacado de la intimidad a la plaza pública.

Por cierto, la campaña de lanzamiento de la biografía ha tenido un éxito como no se recuerda. Gran estrategia de marketing si de lo que se trata es de vender. Pésima estrategia de reputación personal para la tenista.