Creo que nos hemos equivocado. Y hemos impulsado con la ilusión de un fervoroso converso a pequeñas y grandes empresas, a amigos y personajes públicos, a estar donde pensábamos que había que estar. Y quizás no deba ser así.
Y es que últimamente me planteo a menudo la posibilidad de que las redes sociales puedan morir víctimas de su propio éxito. Políticos, medios de comunciación, empresas… Todos quieren estar. Y cada vez más pequeños empresarios se convencen de que tener perfiles en redes les va a servir para incrementar su facturación. Pero no todas las personas ni todas las empresas tienen algo que decir, y la red se llena de ruido y se convierte en un diálogo de sordos. Las redes están sobrepobladas de perfiles banales.
Es lo que pasa cuando un fenómeno revolucionario destinado a cambiar nuestra cultura (como son las redes sociales) se convierte en una moda: que se prostituye. Y así todos, en masa, en rebaño, nos sumamos al que creemos caballo ganador. El problema llega cuando muchos no tienen nada que aportar a la red. Sólo ruido y autobombo. Y quizás no saben que el ciudadano que está en las redes difícilmente les comprará ese autobombo.
A muchos nos maravilló, por ejemplo, casos de éxito en social media como el de Bere Casillas, el sastre de un pequeño pueblo granadino cuyo negocio se iba a pique cuando decidió reinventarse apoyándose en las redes sociales y su capacidad de difundir contenidos útiles e interesantes para el ciudadano. Pero resulta que la zapatería de la esquina no es Bere Casillas, ni sabe qué aportar a las redes, ni tiene contenidos de calidad, ni soluciona ningún problema al internauta. Pero algún aficionado a Facebook le dijo que debía tener un perfil. Y ahí está, estando por estar.
La conclusión a la que llego, válida para la vida offline y para el entorno virtual, tiene reminiscencias de proverbio hindú: Cuando hables, procura que tus palabras tengan más valor que el silencio.
Y tus perfiles, más valor que la nada.
Para que el social media siga teniendo un valor.
Myriam martinez (@Miryamposada)
/ 15/07/2012Muy buen post Cristina , enhorabuena y espero leer más 🙂 coincido con lo que cuentas , a ver si la burbuja se estabiliza y las usamos como corresponde y con unos objetivos marcados de antemanos. Saludos !
Cristina Vives
/ 15/07/2012Muchas gracias por tu comentario Myriam. Apuntas en él una de las cuestiones que muchas veces se desatiende más en social media: el hecho de tener unos objetivos marcados. Si todos supiéramos por qué y para qué estamos en redes todo sería más fácil. Y la red tendría menos contenidos huecos y menos ruido, como denunciaba en el post. Saludos.
Sylvia Rodríguez
/ 13/07/2012Considero que los entendidos en el tema como somos los comunicadores tenemos la ventaja de discenir mejor en su uso, como un medio más, en virtud al objetivo, mensaje y público que deseamos alcanzar. Y tal vez, si quisieramos contribuir socialmente, podriamos tomar un rol más activo, educando a otros usuarios para que su uso no sea tan indiscriminado o sin valor. Es parte del precio que hay que pagar por tener, por fortuna, una red social y democrática.
Cristina Vives
/ 15/07/2012Hola Sylvia. Muchas gracias por participar en este debate. Yo también creo que los comunicadores debemos asesorar a toda aquella gente que quiere tener presencia en las redes, el problema es que no todas las pequeñas empresas pueden permitirse buscar, o contratar, el asesoramiento de un experto en comunicación. Como dices, la red es democrática, y eso permite que todo el mundo pueda estar. Pero no logra que todo el mundo sepa estar. Saludos.